No estás solo en la vida.
Tener personas alrededor no es sinónimo de compañía. Vivimos rodeados de gente, pero muchas veces nos parece estar solos. Este es un problema serio que enfrenta el ser humano: la soledad.
Pero no tenemos por qué sentirnos solos. Pertenecer a alguien, a algo nos da sentido de pertenencia. Muchas veces subestimamos el valor de ser parte de, de pertenecer. No confundas ser famoso o conocido con pertenecer. Se puede ser ambos y estar solos.
Tú tienes la bendición de tener alguien que te ama, puedes ser parte de un grupo que te aprecia. Aquellos que realmente vale la pena tener cerca, aquellos a los que puedes pertenecer, siempre estarán contigo, pase lo que pase. El resto, deja que continúen su camino. No les des más importancia de la que tienen.
Dios no solo nos bendijo con una familia, sino que estableció una gran familia en la tierra: su iglesia. La vida puede sentirse pesada, pero todo cambia cuando nos reunimos juntos para adorar a Dios. Somos fortalecidos cuando cantamos juntos, oramos juntos, estudiamos juntos, luchamos juntos.
No siempre la familia es lo que esperamos, pero en ella encontramos gente maravillosa que ama, que cuida, que aprecia, que apoya.
Una familia no se define por quienes se van, quienes no aprecian, sino por quienes lo hacen, por quienes están, por quienes permanecen.
Tómate hoy un tiempo para agradecer a Dios por aquellos que tienes, porque no estas solo. Además, recuerda, Dios siempre está y estará contigo.
«Donde dos o tres se reúnan en mi nombre, allí estoy yo.» (Mateo 18:20)
¿Con quién te gustaría compartir un momento esta semana?

Deja una respuesta